Michel Foucault ha sido uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Aportó nuevos conceptos que desafiaron las ideas establecidas sobre la cárcel, la policía, la seguridad, los derechos de los homosexuales, y el cuidado de los enfermos.
Comprometido con una activa lucha política e ideológica, su pensamiento ha sido acogido con entusiasmo por quienes luchan por mejorar la situación de los excluidos: los presos, los locos, las minorías sexuales, los inmigrantes y los enfermos.
En su libro “Vigilar y castigar” describe cómo se desarrolló entre los siglos XVI y XIX un conjunto de procedimientos para controlar, medir y encauzar a los individuos: vigilancia, ejercicios, maniobras, puntajes, rangos , clasificaciones, exámenes, registros. La disciplina se desarrolló como una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas. El control de la actividad humana con sus tres grandes procedimientos (establecer ritmos, obligar a ocupaciones determinadas, y regular los ciclos de repetición) coincidieron muy pronto en el ejército, las escuelas, los talleres, las fábricas … y los hospitales. En estos espacios cerrados, vigilados, en los que los individuos están insertos en un lugar fijo y vestidos todos de igual forma, en los que todos los movimientos están controlados y todos los acontecimientos son registrados, en el que el poder se ejerce por entero de acuerdo con una estructura jerárquica continua.
Las próximas tres fotografías muestran cómo estos conceptos estaban vigentes a principios del siglo XX. Fueron tomadas en el Hospital Tornú en el año 1910.
Alfredo E. Buzzi