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BILLROTH, EL IDOLO.

  • Alma Revista
  • 6 ene
  • 2 Min. de lectura

La Universidad de Viena fue fundada en 1365 y es la universidad más antigua de los países de habla alemana. El actual edificio de la Universidad de Viena fue inaugurado en 1884, y en uno de sus pasillos se ubican los bustos de los más eminentes profesores de medicina que en una época transformaron a esa Universidad en el centro de la enseñanza médica de Europa.



Entre ellos destaca el busto dedicado al cirujano alemán Theodor Billroth (más que un busto es un monumento), quien cambiaría la cirugía para siempre.

Introdujo los métodos histológicos, bacteriológicos. experimentales y estadísticos en su actividad, cumpliéndose con él de la forma más brillante el proceso de conversión de la cirugía en una ciencia.

Considerado el fundador de la cirugía abdominal moderna, con su nombre perduran hoy muchos instrumentos, técnicas y operaciones ideadas y regladas por él.

Informaba los resultados de sus operaciones de una manera completamente honesta con la intención de aprender de sus fracasos y errores y para el beneficio de los demás.

Era un escritor prolífico, y mantuvo una frecuente correspondencia durante toda su vida.

Su sistema de formación de cirujanos fue copiado en todas partes, así como su organización en los hospitales y en circunstancias de guerra.

Fue un artista, principalmente como músico. En su opinión la ciencia y el arte se derivan de la misma fuente: la fantasía y la imaginación.

Fue un iniciador: creó la institución de enseñanza para enfermeras («Rudolfincrhaus») y la Real Sociedad de Médicos («Árztcnhaus»).

Fue un innovador: realizó las primeras gastrectomias, laringectomías y esofagectomía y su amplia experiencia con las técnicas de anastomosis de intestino y operaciones de la tiroides, el hígado, el bazo, el útero, los riñones, la vejiga y la próstata lo invirtieron en un icono en cuyos hombros se apoya toda la cirugía.

Aprovechando mi viaje a Viena en ocasión del Congreso Europeo de Radiología, volví a visitar la galería de los bustos, y me llamó la atención la actitud de un visitante que no sólo fotografió al monumento de Billroth, sino que se sacó la gorra, se subió al monumento, lo abrazó y le pidió a su acompañante que lo fotografiara así.




Y me sentí feliz de ver que todavía hay personas que consideran un ídolo a personajes como Billroth.

 

Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi.

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